Leí hace tiempo en un blog muy conocido que Community era una gran serie, a la altura de obras maestras como 30Rock y Modern Family. Como soy un fan del tío que escribe en dicho blog, cuyo gusto comparto casi al cien por cien. Reconozco que el tipo es muy políticamente correcto (critica a Lost, que en mi opinión es inmensa, pero alaba Fringe: patético) y se cree que está en la verdad absoluta, pero cuando alaba una serie lo hace con tanta pasión que te mete el gusanillo dentro…
Pero bueno, basta ya de hacer publicidad a la competencia. El caso es que empecé a ver Community con la ilusión de reírme de una forma inteligente y sin más información que la facilitada en el blog del que hablaba antes. A los treinta segundos de empezar el piloto esbocé mi primera sonrisa cuando la cámara enfocó a un mayorcísimo Chevy Chase, el payaso oficial de los ochenta. Empezamos bien, me dije irónicamente, sin saber que aquella sonrisa sería la única que asomaría a mis labios en el interminable primer capítulo.
No obstante, decidí darle otra oportunidad y, poco a poco, me fui metiendo en la serie y comencé a congeniar con los protagonistas (aunque nunca tragaré a Chase). Aun así, su excusa argumental me sigue pareciendo bastante floja y sus gags demasiado rebuscados para cualquiera cuyo idioma materno sea distinto del inglés zarrapastroso que hablan los estadounidenses. Sin embargo, quien consiga superar las barreras idiomáticas, se encontrará con un programa entretenido y divertido por momentos que, si bien no llega a la altura de las dos series citadas al principio, sí es superior a la mayoría de la bazofia producida en España. Algo es algo.
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