Para aquellos frikis que todavía no hayan oído hablar de Mad Men, me veo obligado a hacer una breve introducción explicando de qué va esta serie. Allá voy: Ambientada en Nueva York durante los años 60, Mad Men gira en torno al conflictivo y competitivo mundo de la publicidad, y sigue las historias de los hombres y mujeres que trabajan en la agencia Sterling Cooper, quienes hacen del vender un arte y cuyas vidas son movidas por sus egos.
La explicación viene porque Mad Men es una curiosa especie dentro del universo televisivo. Eso lo saben los productores y, por supuesto, los espectadores. Tal vez por eso sorprende todavía más que, aparte de ser apuesta arriesgada, sea tan rematadamente buena. A lo tonto a lo tonto, estos publicistas llevan cuatro años metiéndose todas las semanas en nuestros hogares para mostrarnos los entresijos de su oficio y sus vidas. Cuatro años en los que la serie ha sabido mantener un altísimo nivel y permanecer en la cumbre, arrasando año tras año en cada entrega de premios a la vez que convencía a crítica y público. Vamos, que ha conseguido poner de acuerdo por primera vez en mucho tiempo a los tres pilares fundamentales que mueven la industria de la pequeña pantalla. Además recientemente acaba de conseguir una nueva retahíla de nominaciones para los próximos Globos de Oro...
Sin embargo, al igual que 30 Rock, Mad Men debe renovarse, pelear por contar algo nuevo, pues la sorpresa inicial ya está agotada y corre el serio peligro de quemarse. Boardwalk Empire y The good wife tienen ahora mismo mayor frescura que Mad Men, por lo que los guionistas tendrán que darle muchas vueltas al coco si no quieren acabar cediendo el trono del drama televisivo a alguno de estos dos monstruos de la pequeña pantalla. En cualquier caso, la cesión del primer puesto no relegará a Mad Men al papel de segundón, ni significará que la serie sea menos buena, sino simplemente que hay otras series que son buenísimas, algo que probablemente no se hubiera dado de no haber existido una Mad Men que hubiera despertado del letargo a los espectadores ofreciendo horas de calidad casi sublime.
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