miércoles, 2 de marzo de 2011

El ocaso de Charlie Sheen

Que Charlie Sheen ha perdido la cabeza no creo que lo dude nadie. Sin embargo, este esperpento sigue triunfando en USA, algo que no puedo entender. Resulta que es alcohólico y drogadicto (algo que a Robert Downey Jr. y Mickey Rourke tan sólo se les perdonó cuando rectificaron), maltratador condenado (motivo por el que se crucificó a Mel Gibson y eso, que el actor australiano no ha sido declarado culpable…), maleducado, niñato, putero y un sin fin de adjetivos que poblarían todo el artículo pero me dejarían sin espacio necesario para las dos paridas que quiero decir.

Lo primero es dejar claro mi odio visceral a Dos hombres y medio, una comedia absolutamente patética y sin gracia donde el idiota de Sheen se cree imprescindible. Pobre iluso. El tema es que la cadena parece que le ha ofrecido el puesto de Charlie a John Stamos, estrella internacional desde que se estrenó Padres forzosos, la serie que le lanzó al estrellato. Conste de entrada que a mi Stamos tampoco me entusiasma, pues sobreactúa y, encima, se cree guapísimo. Sin embargo, para suplir la mediocridad de Charlie Sheen, cualquiera sirve. En cualquier caso, tras su cruce de insultos con el productor, parece que la salida del actor es evidente e inminente. Y es que hay que ser memo para criticar la mano que te da de comer.

Por otro lado, la culpa de los caprichos de Sheen la tienen los propios productores, que han sucumbido una vez tras otra a las pretensiones avariciosas de Sheen. En otras palabras, son ellos los que año tras año han estado pagando cifras de dinero inmorales a un drogata a sabiendas de que se lo gastaba en orgías donde se ponía ciego de todo tipo de sustancias. Siguiendo con los dichos, cría cuervos…

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