lunes, 19 de septiembre de 2011

Un Emmy para cada uno

Los premios Emmy que se entregaron anoche han dejado satisfecho a casi todo el mundo. Y, además, han sido casi todos justos (aunque esto no importe a casi nadie). Pero si por algo ha destacado verdaderamente esta ceremonia ha sido por la cantidad de sorpresas que ha habido. Satisfacción por la sorpresa de que se haga justicia, podríamos resumir en un titular que hace  unos días resultaría contradictorio.
Sorprendente ya fue que se nominara a Kathy Bates en lugar de la maravillosa Katey Sagal en el apartado dramático. Sin embargo, premiar a la McCarthy en el apartado de comedia quitó el hipo a más de uno. Si un pero se le puede poner a la noche fue, sin duda este premio. Robar un Emmy a Laura Linney de esta manera no tiene gracia, aunque la entrega fuera de los mejores momentos de la noche. Modern Family fue la única serie que cumplió los pronósticos y se hizo con cinco Emmys, entre ellos el de mejor comedia del año. También para la familia disfuncional fueron los premios a los mejores secundarios (en concreto para el divertidísimo matrimonio Dunphy, interpretados por Ty Burrell y Julie Bowen). Por último, Jim Parsons batió a Steve Carrell como mejor actor y se hizo con su segundo Ángel consecutivo por su papel de Sheldon Cooper.
En el apartado de drama tan sólo se cumplieron dos pronósticos: mejor actriz para Julianna Margulies por su inmenso papel en The good wife y mejor secundario para Peter Dinklage, ese pequeño gran actor que sorprendió a todos en Juego de Tronos. El resto, una deliciosa sorpresa detrás de otra: en primer lugar, el mejor actor fue para Kyle Chandler en su despedida como entrenador en Friday Night Lights, imponiéndose a Hamm y Buscemi, grandes favoritos. La actriz secundaria fue para Margo Martindale por su aterrador papel en Justified, dejando en la cuneta al dúo magnifico, a saber: la Panjabi  y la Baranki, ambas nominadas por The good wife. Juego de Tronos y Boardwalk Empire fueron apeadas a última hora por Mad Men, serie que triunfa por cuarto año consecutivo.
Pero la gran sorpresa de la noche vino en los premios a las mini-series o películas para televisión. Y es que Mildred Pierce, gran favorita de la noche, sucumbió ante la calidad de Downton abbey, que veía como triunfaba más allá de sus fronteras (es británica) a pesar de ser ninguneada en los premios de su país. Mejor mini-serie o película, dirección, guión y actriz secundaria para las desventuras de nobles y plebeyos. Kate Winslet y Guy Pierce salvaron los muebles para la ficción de HBO en los roles protagonista y secundario, respectivamente. Barry Pepper hacía saltar de nuevo la campana al imponerse a William Hurt, inmenso en Too big to fail y su compañero en The Kennedys, Greg Kinnear.
En fin, una noche de sorpresas que hizo que nos fuéramos a la cama con una sonrisa. Ya sólo quedan 365 días para los Emmys 2012…

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