miércoles, 29 de junio de 2011

Sectarismos (I)

Ayer estuve con varios amigos que dicen que están hartos de que ataque a los políticos por meterse en cuestiones morales hasta el punto de que cierta corriente política nos dice lo que está bien y lo que está mal. Yo les respondí que continuamente están escuchando mensajes políticos de escandalosa inmoralidad y, sin embargo, se los tragan sin rechistar.

Como me sería imposible explicar con ejemplos todos los frentes desde los que recibimos mensajes subliminales educándonos en sus “virtudes”, me fijo desde aquí en el ámbito de las series de televisión, que cada día son más sectarias y negativas. De hecho, en los últimos años, no hay ni una sola serie donde no se juzguen conductas y nos intenten inculcar ideas. Así, después de esta afirmación tan tajante y radical (como a mí me gusta), paso a describir algunos ejemplos:

Glee: El caso de esta serie es, probablemente, el más perverso de todos en su visión de la homosexualidad, la religión y las relaciones prematrimoniales. Vayamos por partes:
El personaje gay de esta serie es un harén de virtudes que sólo recibe malos tratos por parte de los duros del instituto, los heteros de pro, radicales y estereotipados hasta la náusea. Sin embargo, esta visión está totalmente generalizada en el panorama televisivo actual, aunque no por ello deja de ser nociva y tremendamente injusta. Un ejemplo de ecuanimidad en el trato entre heterosexuales y homosexuales sería Modern Family, aunque tampoco me parece bien el concepto de familia que tiene esta serie…

Pero lo realmente nocivo de esta serie es su imagen de la religión. No sé si os habíais fijado, pero yo sí: la animadora, de cuyo nombre ni me acuerdo ni me interesa, es un personaje absolutamente malo, envidioso, cruel, hipócrita,… “lo-peor-de-lo-peor”, que dirían los pijos; si hay un personaje especialmente creado para ser cúmulo de vicios y defectos, es éste que, curiosamente (o no), lleva una cruz colgada del cuello. Para más inri, la niñata va de virgen por la vida, pero le encanta llegar al límite y provocar a los hombres. Una joyita, vamos.

Y como se me está calentando la boca, prefiero dejar el resto de ejemplos para mañana, porque si no, corro el riesgo de perder la objetividad que siempre me ha caracterizado. He dicho.

martes, 28 de junio de 2011

Patrick caza a John

Como casi todas las series, El Mentalista tiene su parte buena y su parte mala. Para mí, los buenos momentos pasados al lado del Patrick Jane ganan por goleada a los momentos malos. Ahora bien, el final de la tercera temporada me dejó un sabor agridulce (ATENCIÓN, ESTE POST CONTIENE SPOILERS).
El caso es que me parece un acierto que sea ahora cuando Patrick se topa con el cruel asesino que acabó con la vida de su familia, pero me parece un error gigantesco proponer que el Josh Lyman de El ala oeste de la Casa Blanca sea quien encarne a tan temido psicópata. Y es que, nos guste o no, Bradley Whitford será siempre aquel cínico y divertido empleado del presidente de EE.UU. Dicho esto, volvemos a lo positivo y es lo siguiente: el descubrir la verdadera identidad de John el Rojo le da a la serie mucho más juego que el mantenerlo en secreto hasta el final. Y eso que, supuestamente, Patrick mata a su archienemigo… o eso es lo que quieren que creamos sus productores.
El caso es que la serie ha retomado el vuelo y tiene un final de temporada que deja sin respiración (al igual que el final de Castle, serie que no aguanto, pero que ha concluido su temporada con un final más que digno). Sin embargo, ya he desvelado el gran asunto del capítulo, así que no voy a desvelar más cuestiones, tan sólo decir que yo mismo devolveré el dinero de la entrada a todo aquel que no quede satisfecho con un final que nos deja mordiéndonos las uñas hasta que llegue la cuarta temporada de este peculiar personaje.
Eso sí, yo habría escogido al Harry Connick Jr. de Copycat y le habría convertido en John, porque en mi mente y en mi corazón Whitford siempre será Josh Lyman, un tipo incapaz de hacer daño siquiera a una mosca. Aunque, pensándolo bien, quizás fuera esa la impresión que querían causar los guionistas para el terrible John el Rojo…

jueves, 23 de junio de 2011

Juego de Tronos en HBO

La HBO ya no tiene la exclusiva de buenas series y lo sabe, de ahí que se haya visto obligada a superarse produciendo dos de las series más ambiciosas de la temporada: Boardwalk Empire y Juego de Tronos. Las dos son un ejercicio extraordinario de puesta en escena, de planificación, de decorados y de vestuario. Sin embargo, desde mi punto de vista, con Juego de Tronos se ha errado el tiro. No porque sea mala, que no lo es, sino porque su aspiración es más cinematográfica que televisiva. Podríamos decir, sin ánimo de ofender al gremio televisivo, que la serie es demasiado ambiciosa para la pequeña pantalla.
Los productores, advirtiendo que esto podía pasar, redujeron los capítulos a diez y alargaron la duración de cada uno hasta alcanzar los sesenta minutos (cuando un drama corriente dura entre 40 y 50 minutos). Sin embargo, no previeron que permitir comparaciones con El Señor de los Anillos se podía volver en su contra. Por lo tanto ahora tenemos una serie que en su primera temporada ha conseguido congregar a millones de fans hambrientos de una segunda temporada que supere a la primera. El problema es que la carne ya está toda en el asador y Juego de Tronos sufrirá como pocas el síndrome de la segunda temporada.
Otro grandísimo problema que tiene la serie son sus continuos desnudos, netamente eróticos y sus escenas de cama, manifiestamente machistas. Es una pena que los productores se hayan dejado llevar por esa lujuria que, parece ser, desprende cada página del libro en que se basa Juego de Tronos.
A su favor cuenta con un casting a la altura de la ambición del proyecto y un argumento bien delineado, además de las virtudes antes enunciadas y que comparte con su hermana Boardwalk Empire. Sin embargo, in my opinion, el trono de HBO sigue en manos de la serie del gran Steve Buscemi, pues tiene mucho más claros cuáles son sus límites y bordeándolos consigue una obra maestra, mientras que Juego de Tronos es buena. Así, a secas.

miércoles, 22 de junio de 2011

Nuestro ala oeste

Aprovechando que ayer cité El ala oeste de la Casa Blanca, he aprovechado para recuperar algunos capítulos de esta serie que marcó una época. Aparte de reconocer el impresionante magnetismo de sus personajes, me reafirmo en lo que dije ayer: sus diálogos resultan algo pedantes y resabiados, condescendientes con el espectador. Sin embargo, la humillación por sentirse un ignorante queda paliada cuando quien la provoca es Josh, Tobey o Claudia Jean. Y es que, el carisma de los personajes de El ala oeste es, sin duda, la mayor virtud de esta magnífica serie.
Alguno pensará que soy un esquizofrénico por definir los guiones como condescendientes e insultantes y, aun así, catalogar la serie como magnífica. Y alguno se asombrará cuando diga que esos guiones tan humillantes para el espectador me parecen el otro gran acierto de la serie. Pues sí, los dos grandes puntales de esta Casa Blanca son los diálogos y los personajes. ¿Se puede decir por tanto que me guste que me insulten a la cara? Sí y no.
Sí me pueden insultar con su desdén aquellos que usan su inteligencia y la ponen al servicio del bien de su país; aquellos cuya sabiduría se pone de manifiesto para desarrollar un trabajo cuya complicación es extraordinaria; en fin, se puede reír de mí no el que quiera, ni siquiera el que pueda, sino el que demuestre que puede hacerlo. Sin duda estos tipos han demostrado su capacidad para poderse reír de mí, así que yo les dejo gustoso que durante cuarenta minutos me restrieguen su fanfarronería por la cara, esperando que se me pegue algo.
Sin embargo, también he dicho que no me gusta que se rían de mí. Y no me gusta que se ría el ignorante prepotente, ni el necio presuntuoso, ni el inculto bravucón que te mira por encima del hombro sin ser consciente del sonrojo que provoca por su desvergonzado comportamiento. No permito que me traten con condescendencia los políticos corruptos, mentirosos, incompetentes, hipócritas, ineficaces, deshonestos y traidores al país al que se deben y a los ciudadanos a los que representan.
Haciendo una comparación tonta, prefiero al Bartlet presuntuoso de la Casa Blanca a nuestro corderito Zapatero atrincherado en Moncloa. Sin ánimo de hacer política debo reconocer que sentí vergüenza de nuestra administración cuando ayer volví a ver El ala oeste de la Casa Blanca…

martes, 21 de junio de 2011

Una gata herida

Que Mad Men es buena, nadie lo niega. Que Dexter es muy buena, tampoco. Sin embargo, esta temporada, esta pareja de ases ha sido superada por otras dos obras maestras.
Una es Boarwalk Empire, la apuesta de HBO con Scorsese dirigiendo el piloto. Se trata de una serie sobresaliente cuyo mayor defecto es que es conocedora de su perfección, lo que a veces la hace ser resabiada y sabelotodo. Este es un pecado que comparte con dos joyas televisivas: la ya citada Mad men y la multipremiada El ala oeste de la Casa Blanca. Las tres poseen unos diálogos tan relamidos y snobs que terminan por alejar al espectador medio de sus tramas para captar la atención de la crítica gafapasta y casposa que puebla nuestro mundo.
La otra serie es The good wife, cuya mayor virtud es la contraria: la humildad de su planteamiento y la naturalidad en sus diálogos. Esto no quiere decir que sea una serie facilona o con tramas planas y carentes de interés. La sencillez que destila cada fotograma contrasta con la densidad de un argumento en el que no sobra ni una coma. Sus capítulos son como bombas de relojería perfectamente sincronizadas y de una precisión maravillosa. Ver un capítulo de The good wife es el placer más culpable que uno pueda tener, pues su maestría resulta tan patente que sobrecoge el corazón.
Pero, ¿qué pasa en la segunda temporada que me tenga tan agitado? Prefiero no desvelar nada, aunque sí puedo adelantar que la Alicia Florrick de ahora es mucho más salvaje que la anterior. La herida causada por su marido la ha hecho fuerte y determinante, pero también más sensible a los ataques. Como botón de muestra baste saber que la protagonista rompe a llorar cuando se entera del enésimo engaño de su marido, algo impensable en la mujer fría e impertérrita de la primera temporada.
A la excelente labor de Julianna Margulies, actriz capaz de expresar cualquier sentimiento u estado de ánimo con tan sólo arquear una ceja, se suman la excelente Christine Baranski y su cautivadora risa y Archie Panjabi, que esta vez tiene un papel más corto y, sin embargo, muchísimo más importante. Hay que reconocer  que este trío femenino funciona mejor que el formado por Will, Cary y Peter, demostrando una vez más que las mujeres actúan mejor que los hombres, se mire por donde se mire. Aun así, todos los personajes parecen más compenetrados, más naturales y más humanos. Las sombras de los personajes ya no son lagunas de guión, sino algo intencionado para otorgarles esa aura casi mágica que mantiene pegado al televisor durante los frugales cuarenta minutos que dura cada capítulo.
En resumen, esta segunda temporada que acaba de concluir nos presenta a una gata herida en un mundo de depredadores donde todavía caben los sentimientos humanos tales como la redención, el odio, la venganza, los resentimientos, la pasión… y el amor, un amor sorprendente aunque esperado. Un amor que nos hace esperar con ansia la tercera temporada.

lunes, 20 de junio de 2011

Una nueva etapa

Durante mucho tiempo he tenido olvidado este blog y pido perdón a los dos o tres fans que todavía me queden… En fin, me decido a escribir de nuevo con energías renovadas para hablaros de los cierres de temporada de algunas de las series más grandes (entre las que están Modern Family y The good wife). Además, aprovecharé para hablar de las nuevas series que han llegado durante mi ausencia (Los Borgia, Juego de Tronos), las series que vienen (imponente el tráiler de Falling skies, la nueva serie de Spielberg) y las que regresan, como Entourage que, además, se despedirá para siempre de nosotros al concluir la temporada (en homenaje a este serie, procuraré hacer un post de cada uno de sus doce capítulos). Por último, en esta nueva etapa del blog hablaremos de algunas series que nos dicen adiós, como el experimento de Diablo Cody llamado United States of Tara.
En fin, va a ser un ciclo cargadito de noticias que, espero, satisfaga las ansias de aquellos que me leían.