martes, 12 de abril de 2011

De ‘Mildred Pierce’ a ‘Mis actrices favoritas’

Hay pocas actrices que hagan todo, absolutamente todo, bien. Meryl Streep y Cate Blanchett serían dos ejemplos claros de actrices capaces de interpretar con la misma solvencia cualquier papel que se les ponga por delante. Así, la Streep resultó divertida en Mamma Mia!,  conmovedora en La decisión de Sophie, pasional en Los puentes de Madison,… incluso resultaba atractivamente patética (?) en La muerte os sienta tan bien. Por su parte, Blanchett ha interpretado a personajes reales tan dispares como la reina Isabel I (Elizabeth y Elizabeth: la edad de oro), a Katherine Hepburn (El aviador) e, incluso, a una suerte de alter ego del mismísimo Bob Dylan (I’m not there). Por no hablar de la libidinosa Sheba de Diario de un escándalo. El resultado, incontestable: cuatro nominaciones a los Oscar y una estatuilla.
                De esta raza de actrices cada vez van quedando menos, y casi todas son mayores de sesenta: Judi Dench, Helen Mirren o Maggie Smith serían otros tres ejemplos. De las jovencitas tal vez tomen el relevo Marion Cotillard (impresionante en films tan distintos como La vida en rosa y Origen), Amy Adams (encantadora en Encantada, luchadora en The fighter, insegura en La duda y perfecta en todas ellas) y, sin duda, la actriz más brillante de su generación: la inigualable Kate Winslet (Titanic, ¡Olvídate de mí!, Iris, Sentido y Sensibilidad, El lector, Juegos secretos: papeles opuestos pero interpretaciones igual de cautivadoras y maravillosas).
                No me gusta fardar, pero mentiría si no dijera que fui de las primeras personas en el mundo que quedó fascinada con la imagen de la Winslet en la pantalla. Y es que, el talento de esta chica, parece innato por el magnetismo que produjo desde su primera película. En otras palabras, todo lo que hace lo hace bien. Así de chula es Kate Winslet.
                Todo este preámbulo no era sino una excusa para hacer un resumen rápido de mis actrices favoritas. El problema está en que me he quedado sin espacio para hablar de lo que realmente quería, por lo que tendré que posponer el verdadero tema de mi post hasta mañana: Mildred Pierce, la miniserie que, probablemente le consiga su primer Emmy a Kate Winslet. Ella se lo merece, se lo merece todo.

miércoles, 6 de abril de 2011

Entourage, ¿drama o comedia?

Hace un par de días hablé de Entourage como uno de los mejores dramas de la pasada temporada. Lo dije y lo mantengo. Es más, resulta brillante la naturalidad espontánea con la quela vida de Vinnie Chase pasa de la frivolidad placentera a un infierno tortuoso en cuestión de capítulos. Ahora que se acerca el inicio de su temporada final, me gustaría elucubrar sobre los posibles finales de esta estupenda serie.
En primer lugar, durante las cinco primeras temporadas, estaba convencido de que la serie acabaría con Vinnie sobre el Teatro Kodak recibiendo una estatuilla dorada. Éste sería un final esperadísimo y lo más justo con el tono ligero de dos terceras partes de la serie. Sobre la alfombra roja le acompañarían todos, incluido un Ari pletórico.
Sin embargo, algo oscuro se empezó a apoderar de Vincent durante la sexta temporada. Ya en la séptima, la espiral de sexo y drogas llevan al protagonista al borde del precipicio. La conclusión de este descenso a los infiernos me hizo pensar en dos nuevos finales para la serie: o la serie toma definitivamente el camino del drama y Vincent muere al estilo James Dean o resurge de sus cenizas haciendo una película que le ponga en la buena senda de nuevo. Probablemente esta resurrección se vea confirmada con una nominación al Oscar, como ya hicieran Robert Downey Jr. o Mickey Rourke. Yo me decanto más por algo tipo Downey, pues le va más al personaje. Sin embargo, con Entourage nunca se sabe.
En  cuanto a mi gusto personal, tengo que decir que, mientras Ari vuelva con su mujer lo demás me da igual, pues los tres finales me parecerían buenos. Ahora bien, si se me exige una respuesta, yo acabaría con la vida de Vincent Chase por una sobredosis, pues creo que el camino trágico es la conclusión lógica de tan tortuosa vida. Y es que, los excesos de Chase y su séquito han sido muchos y durante mucho tiempo, por lo que cambiarlos en una única temporada me parece complicado de explicar. Tal vez, si se confirma la película, Vincent espabile y pase a ser una estrella seria, quién sabe…

martes, 5 de abril de 2011

Portlandia

Está a punto de estrenarse Portlandia, una suerte de versión local y americana de Little Britain. Eso es, al menos, como la ha definido algún afamado crítico. Este es, precisamente, el punto fuerte y el débil de Portlandia, pues resulta envidiable la facilidad que tienen los americanos para reírse de sí mismos sin mover ni un solo músculo. Lo más parecido que tuvimos aquí fueron los geniales Martes y Trece, si bien José Mota se esfuerza (y en ocasiones lo consigue) por sacarle una risa a los españoles a costa de sus animaladas.
Pero volvamos a Porlandia. Como decía, su sentido del humor se convierte en lo mejor y en lo peor de la serie. Lo peor, claro está, es que las gracias son demasiado locales, por lo que, si las gracias de 30 Rock nos pillan un poco lejos (lo que hace que nos riamos en un tercio de las gracias), las de Porlandia se encuentran en las antípodas de nuestro entendimiento, por lo que la mitad de la serie te la pasas pensando lo ridículos que resultan los protagonistas y la poca gracias que tiene el guión para un hispano.
A su favor tengo que decir que el creador y protagonista es Fred Armisen, uno de los motores de SNL (Saturday Night Live), auténtica vara de medir cualquier sketch en USA. Yo le daría un voto de confianza, pero si no entran en la serie, déjenla sin problemas. Tampoco se arrepentirán.

lunes, 4 de abril de 2011

Mis dramas favoritos

Todavía no he hecho mi lista de mis personajes dramáticos favoritos, aunque que nadie dude que el número uno de esa lista será Dexter Morgan. Los motivos son más que evidentes, al menos desde mi punto de vista. Y es que Dexter me ganó en el mismo instante en que comenzaron sus espectaculares créditos iniciales, absolutamente icónicos y, sin duda alguna, los mejores de la historia de la televisión.

Quien ya me conozca sabe que suelo ser dictatorial en mis afirmaciones (y quien no me conozca, ya ha tenido una muestra en el primer párrafo). Pero con Dexter mis extremos se han alejado todavía más, haciéndome más radical todavía en mis pensamientos. Porque Dexter no es sólo una serie, es LA serie. Antes de ella creía que había visto dramas buenos. Después de ella sólo hay una ficción que pueda seguirle el ritmo: The good wife. El resto se dividen entre series regulares, malas y grotescas. Alguno pensará que me olvido de Breaking Bad y de Mad Men; nada de eso: el problema es que a la primera la considero, cada vez más, una comedia (negrísima, sí, pero comedia al fin y al cabo; al contrario que Entourage, que si sigue así la incluiré entre mis dramas favoritos junto a Dexter y The good wife…); de los ejecutivos tengo que decir que me torran, pues la serie es demasiado lenta y sus personajes se alejan cada vez más de mi…

Lo dicho, dramas brillantes hay dos y un tercero que será incluido en breve. Para bien o para mal la culpa de que esta lista sea tan corta la tienen Dex y Alicia, dos personajes absolutamente maravillosos en manos de unos actores brillantes. Drama, Tortuga, Ari, Eric y Vinnie se incorporarán en breve a un podio con tres ganadores, pues ni puedo ni quiero hacer división entre los tres.

Después de estas vendrían Boardwalk Empire y  Downton Abbey, aunque a cierta distancia. Los motivos no están en su calidad, ni en sus personajes ni en sus guiones. Es más, si fuera por eso las incluiría, sin dudarlo, a la altura del trío ganador. El verdadero motivo por el que las incluyo en segundo lugar es porque sólo tienen una temporada y prefiero ver cómo desarrollan sus segundas temporadas para juzgarlas bien.

Por fin, en tercer lugar estaría Mad Men, perdiendo posiciones por culpa de su soberbia: se le ha hinchado tanto el buche triunfando durante años que cinco series la han adelantado y ni se ha enterado. A mí, realmente, la que más me gustó fue la primera temporada. Después se ha mantenido fiel a sí misma y eso, en una serie como Mad Men es un crimen, se pongan como se pongan los fanáticos gafapasta culturipollas de sus seguidores.