martes, 30 de noviembre de 2010

Yo también quiero formar parte de ese séquito


Ahora que el cine se prostituye con secuelas, precuelas, héroes de cómic y un sin fin de personajes insulsos y arquetípicos (salvo honrosas excepciones como Origen o La red social), los cinéfilos de antaño hemos encontrado nuestro refugio en la pequeña pantalla, donde auténticas obras maestras se dan cita por turnos para provocar en nosotros un torrente de emociones que sirva como narcótico ante la crisis del Séptimo Arte. A partir de hoy, me propongo hablar de estas series que están ayudando a cambiar el panorama audiovisual actual…


Y empiezo por la serie que, para mí, más se acerca a la perfección por el carisma de sus personajes y el tono de desenfadado de sus guiones. Se trata, como todos los que me conocen saben, de Entourage, manjar de dioses capítulo tras capítulo. La serie, como el avezado lector sabrá, cuenta las andanzas de Vincent Chase, el último aspirante a actor en el Hollywood actual que, de la noche a la mañana pasa a ser ídolo de jovencitas con las hormonas a mil. Junto a él, encontramos el séquito al que se refiere el título: su mejor amigo, Eric, que hace las veces de representante y conciencia de Vince; Tortuga, un parásito social que lo único que ha conseguido en la vida es ser amigo de una estrella de Hollywood; y el hermano de Vinnie, John Chase, alias Johnny Drama, actor de segunda que vive del relativo éxito de una serie de culto (= mala) que protagonizó hace veinte años. Junto a ellos, la verdadera estrella de la función (con permiso de Drama): Ari Gold, el histriónico agente de Vincent.


La serie, una suerte de cine-dentro-del-cine, cuenta de manera frívola y desenfadada las andanzas de este singular séquito formado por personajes desenfadados y frívolos. Y así, poco a poco, nos va metiendo en el mundo turbio de las estrellas donde el juego de las apariencias es el pan de cada día. El cinismo que empapa cada fotograma acaba por embriagar al espectador que entra dócilmente en esa espiral en la que el sexo, el alcohol, las drogas y la levedad de la vida se mezclan en un coctel de excesos que convierten a la comedia de la primera temporada en el drama oscuro y asfixiante de la sexta.


Ya se ha confirmado el rodaje de una última temporada –la séptima- y de una película tras la cual tan sólo nos quedará el recuerdo del lujo de unas vidas vacías vividas al límite. Pero, a pesar de todo, nadie puede dejar de desear formar parte de ese séquito. Yo ya les estoy echando de menos. ¿Y tú?